domingo, 29 de mayo de 2016

Estado, Poder y Sociedad: Consignas para el vídeo "La Política". + Conceptos Estructurantes



Copien las consignas para realizar el siguiente trabajo en clase el día 30-5-16.
El mismo podrá realizarse de a dos a partir de la visualización del vídeo "La política" de la serie "Mentira la Verdad".

link: https://www.youtube.com/watch?v=kn70mydQPEM


                                       Actividad en clase Nº2

Resultado de imagen para mentira la verdad, LA POLITICA1-DEFINICIÓN DE POLÍTICA SEGÚN ARISTÓTELES Y TENSIÓN.
2-ANOTAR AL MENOS DOS PREGUNTAS QUE TE PAREZCAN IMPORTANTES
3- DEFINICIÓN DE ANTI-POLÍTICA







4-COMPLETAR EL SIGUIENTE CUADRO

CORRIEENTES DE PENSAMIENTOS/TIPO DE ESTADO
CARACTERÍSTICAS
ESTADO LIBERAL

ESTADO SOCIAL

SOCIALISMO

ANARQUISMO


5-¿QUE ES LA DEMOCRACIA?


Aprovecho para dejarles un material que vamos a utilizar todo el año a medida que vayamos entrando en diversos temas. Son los conceptos estructurantes de la materia, que sí bien están en el cuadernillo, aquí se los presento resumidos. Imprimirlos o copiarlos es necesario para contar con el material de aquí en adelante. Arrancaremos con el termino relaciones de poder, para sumar definiciones al mapa conceptual que hicimos la clase pasada.






Si alguno no las puede descargar e imprimirlas correctamente, me manda un mail y se las paso por adjunto. /a

lunes, 9 de mayo de 2016

TP Nº 3 "Ni derechos Ni humanos"

1-Lean el texto de Galeano: "Ni derechos Ni humanos". Realicen un comentario debajo (por persona) respecto del mismo.

2- Busquen en la web 2 noticias en las que se cumplan con algunos de los derechos mencionados y establezcan los artículos de la Declaración Universal de los DD.HH que se respetan.

3- Busquen en la web 2 noticias en las que NO se cumplan con algunos de los derechos mencionados y establezcan los artículos que no se respetan.

4-¿Cuales son los derechos que según Galeano deberían agregarse? Justifiquen en cada caso a que se refiere.

PD: Sugiero que en el punto 3 busquen noticias más allá de casos de corrupción política o delitos/asesinatos cotidianos. Estos abundan, lamentablemente, en los diarios, pero preciso que la búsqueda sea más compleja y que prioricen otras situaciones, para que adviertan otros aspectos de la realidad, sobre todo considerando la relación Estado- Ciudadanía, que tanto se repite en la Declaración Universal de los DD.HH.

Pueden trabajarlo de a 2.
ENTREGA: Viernes 20-5-16 (Por mail o en mano, pasada esta fecha no recibirán trabajos, con excepción a quienes presenten, la clase siguiente, certificado médico o justificación de algún adulto responsable).

Cariños.

Por Eduardo Galeano           "NI DERECHOS NI HUMANOS"
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Si la maquinaria militar no mata, se oxida. El presidente del planeta anda paseando el dedo por los mapas, a ver sobre qué país caerán las próximas bombas. Ha sido un éxito la guerra de Afganistán, que castigó a los castigados y mató a los muertos; y ya se necesitan enemigos nuevos.  

Pero nada tienen de nuevo las banderas: la voluntad de Dios, la amenaza terrorista y los derechos humanos. Tengo la impresión de que George W. Bush no es exactamente el tipo de traductor que Dios elegiría, si tuviera algo que decirnos; y el peligro terrorista resulta cada vez menos convincente como coartada del terrorismo militar. ¿Y los derechos humanos? ¿Seguirán siendo pretextos útiles para quienes los hacen puré? *** 

Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado.  No es por criticar, pero a esta altura me parece evidente que a la Declaración le falta mucho más que lo que tiene. Por ejemplo, allí no figura el más elemental de los derechos, el derecho a respirar, que se ha hecho impracticable en este mundo donde los pájaros tosen. Ni figura el derecho a caminar, que ya ha pasado a la categoría de hazaña ahora que sólo quedan dos clases de peatones, los rápidos y los muertos. Y tampoco figura el derecho a la indignación, que es lo menos que la dignidad humana puede exigir cuando se la condena a ser indigna, ni el derecho a luchar por otro mundo posible cuando se ha hecho imposible el mundo tal cual es.  En los treinta artículos de la Declaración, la palabra libertad es la que más se repite. La libertad de trabajar, ganar un salario justo y fundar sindicatos, pongamos por caso, está garantizada en el artículo 23. Pero son cada vez más los trabajadores que no tienen, hoy por hoy, ni siquiera la libertad de elegir la salsa con la que serán comidos. Los empleos duran menos que un suspiro, y el miedo obliga a callar y obedecer: salarios más bajos, horarios más largos, y a olvidarse de las vacaciones pagas, la jubilación y la asistencia social y demás derechos que todos tenemos, según aseguran los artículos 22, 24 y 25. Las instituciones financieras internacionales, las Chicas Superpoderosas del mundo contemporáneo, imponen la “flexibilidad laboral”, eufemismo que designa el entierro de dos siglos de conquistas obreras. Y las grandes empresas multinacionales exigen acuerdos “union free”, libres de sindicatos, en los países que entre sí compiten ofreciendo mano de obra más sumisa y barata. “Nadie será sometido a esclavitud ni a servidumbre en cualquier forma”, advierte el artículo 4. Menos mal. No figura en la lista el derecho humano a disfrutar de los bienes naturales, tierra, agua, aire, y a defenderlos ante cualquier amenaza. Tampoco figura el suicida derecho al exterminio de la naturaleza, que por cierto ejercitan, y con entusiasmo, los países que se han comprado el planeta y lo están devorando. Los demás países pagan la cuenta. Los años noventa fueron bautizados por las Naciones Unidas con un nombre dictado por el humor negro: Década Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales. Nunca el mundo ha sufrido tantas calamidades, inundaciones, sequías, huracanes, clima enloquecido, en tan poco tiempo. ¿Desastres “naturales”? En un mundo que tiene la costumbre de condenar a las víctimas, la naturaleza tiene la culpa de los crímenes que contra ella se cometen.  “Todos tenemos derecho a transitar libremente”, afirma el artículo 13. Entrar, es otra cosa. Las puertas de los países ricos se cierran en las narices de los millones de fugitivos que peregrinan del sur al norte, y del este al oeste, huyendo de los cultivos aniquilados, los ríos envenenados, los bosques arrasados, los precios arruinados, los salarios enanizados. Unos cuantos mueren en el intento, pero otros consiguen colarse por debajo de la puerta. Una vez adentro, en el paraíso prometido, ellos son los menos libres y los menos iguales.  “Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, dice el artículo 1. Que nacen, puede ser; pero a los pocos minutos se hace el aparte. El artículo 28 establece que “todos tenemos derecho a un justo orden social e internacional”. Las mismas Naciones Unidas nos informan, en sus estadísticas, que cuanto más progresa el progreso, menos justo resulta. El reparto de los panes y los peces es mucho más injusto en Estados Unidos o en Gran Bretaña que en Bangladesh o Ruanda. Y en el orden internacional, también los numeritos de las Naciones Unidas revelan que diez personas poseen más riqueza que toda la riqueza que producen 54 países sumados. Las dos terceras partes de la humanidad sobreviven con menos de dos dólares diarios, y la brecha entre los que tienen y los que necesitan se ha triplicado desde que se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Crece la desigualdad, y para salvaguardarla crecen los gastos militares. Obscenas fortunas alimentan la fiebre guerrera y promueven la invención de demonios destinados a justificarla.

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El artículo 11 nos cuenta que “toda persona es inocente mientras no se pruebe lo contrario”. Tal como marchan las cosas, de aquí a poco será culpable de terrorismo toda persona que no camine de rodillas, aunque se pruebe lo contrario. La economía de guerra multiplica la prosperidad de los prósperos y cumple funciones de intimidación y castigo. Y a la vez irradia sobre el mundo una cultura militar que sacraliza la violencia ejercida contra la gente “diferente”, que el racismo reduce a la categoría de sub-gente. “Nadie podrá ser discriminado por su sexo, raza, religión o cualquier otra condición”, advierte el artículo 2, pero las nuevas superproducciones de Hollywood, dictadas por el Pentágono para glorificar las aventuras imperiales, predican un racismo clamoroso que hereda las peores tradiciones del cine. Y no sólo del cine. En estos días, por pura casualidad, cayó en mis manos una revista de las Naciones Unidas de noviembre del 86, edición en inglés del Correo de la Unesco. Allí me enteré de que un antiguo cosmógrafo había escrito que los indígenas de las Américas tenían la piel azul y la cabeza cuadrada. Se llamaba, créase o no, John of Hollywood. *** La Declaración proclama, la realidad traiciona. “Nadie podrá suprimir ninguno de estos derechos”, asegura el artículo 30, pero hay alguien que bien podría comentar: “¿No ve que puedo?” Alguien, o sea: el sistema universal de poder, siempre acompañado por el miedo que difunde y la resignación que impone.  Según el presidente Bush, los enemigos de la humanidad son Irak, Irán y Corea del Norte, principales candidatos para sus próximos ejercicios de tiro al blanco. Supongo que él ha llegado a esa conclusión al cabo de profundas meditaciones, pero su certeza absoluta me parece, por lo menos, digna de duda. Y el derecho a la duda es también un derecho humano, al fin y al cabo, aunque no lo mencione la Declaración de las Naciones Unidas.  

(Leído en Neuquén, 2008, cuando Galeano recibió el doctorado honoris causa de la Universidad del Comahue por su contribución a los derechos humanos y a la identidad cultural.)


Meritocracia: 

¿Todas las personas tienen lo que se merecen?

Aprovechando el marco del análisis de la Declaración Universal de los DD.HH, les dejo la siguiente nota en la que se plantea una critica a una publicidad de una empresa de autos que establece como legitimo el discurso de la "MERITOCRACIA" por sobre el de la "IGUALDAD DE OPORTUNIDADES".

Hace algunos días comenzó a circular en la Argentina una publicidad de la empresa Chevrolet donde plantea imaginar una “meritocracia” donde cada persona tenga éxito por lo que hizo y “sin que nadie le regale nada”. Un ilustrador australiano cuestionó esta idea con una historieta simple pero contundente.
La publicidad de la empresa automotriz (que no por casualidad sale en este contexto político de la Argentina) muestra a personas de tez blanca en oficinas de alguna gran ciudad, aeropuertos, restaurantes elegantes y corriendo por barrios acaudalados.
“Imaginate vivir en una meritocracia. Dónde cada persona tiene lo que merece. Dónde la gente vive pensando como progresar”, comienza la voz en off. Y sigue: “Dónde el que llegó, llegó por su cuenta. Sin que nadie le regale nada”.
Luego el relato sostiene que esas personas saben que “cuanto más trabajan, más suerte tienen”; “qué no quiere tener poder, que quiere poder y tener”.
Finalmente remata: “El meritócrata sabe que pertenece a una minoría que no para de avanzar y que nunca fue reconocida, hasta ahora”. Y ahí es donde se anuncia el lanzamiento de un nuevo Chevrolet para este 5 de mayo.
Este discurso plantea que si uno se esfuerza tiene éxito y quién no lo tiene es porque no trabajó lo suficiente. Además pone el eje en que ayudar a otras personas está mal porque implica “regalarle” algo sin que lo obtenga con su esfuerzo.
Sin embargo, este mensaje (muy asociado al rechazo a las políticas públicas de asistencia social, laboral y económica) oculta o ignora deliberadamente que no todo el mundo comienza desde el miso lugar y con las mismas oportunidades.
Frente a esto el ilustrador australiano Toby Morris creó una pequeña tira cómica titulada “On a Plate”, en la que muestra dos realidades antagónicas y revela que este mensaje no es tan cierto al tiempo que propone una reflexión sobre los privilegios, oportunidades y la injusticia social.
A continuación te presentamos la traducción realizada por Marcianosmx.com. Para ver la versión original se puede entrar a The Pencil Sword.

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